jueves, enero 05, 2006

LA DECISIÓN AMERICANA PARTE II

Y continuó: "Primero, debes entender los antecedentes de este tema. Durante la Guerra Fría, EE.UU. alegremente vendía o transfería armas directamente a los estados que apoyaban nuestra política de seguridad nacional. En una palabra, si un estado era anticomunista, estaba calificado como cliente para adquirir nuestras armas. Como América latina era un punto caliente respecto de brotes comunistas e izquierdistas, recibió grandes cantidades de armas estadounidenses durante toda la década del '60 y principios del '70.
Lamentablemente, muchos de los dirigentes latinoamericanos a quienes habíamos facilitado las armas para luchar contra la subversión resultaron personajes desdichados que no se privaron de utilizar esas mismas armas contra sus propios pueblos para poder mantenerse en el poder. Esto llevó a que el Congreso ejerciera mucho mayor control sobre el proceso, condicionando la actitud de cada estado respecto de los derechos humanos a la posibilidad de ser aprobados para comprar o recibir armas de los EE.UU.[i][iii]

[i][iii] Mary H. Cooper, "Arms Sales: Should the U.S. Cut Its Weapons Exports," (Ventas de Armas: ¿Debería EE.UU. Cortar las Exportaciones de Armas?) CQ Researcher 4, no 46, 9 Diciembre 1994, 1090

El caso más paradigmático de esta tendencia fue cuando en 1977 el Presidente Carter emitió la Directiva Presidencial 13 (PD13), que hacía obligatorio que todas las transferencias de armas estuvieran directamente ligadas a los intereses de seguridad de los EE.UU. y consideraba estrictamente los antecedentes sobre derechos humanos del país receptor. [i][iv]

[i][iv] The Conventional Arms Transfer Project, Council for a Livable World "A Chronology: The U.S. Wrestles With Arms Sales to Latin America," (El Proyecto de Transferencia de Armas Convencionales, Consejo para un Mundo Vivible "Una Cronología: EE.UU. Lucha con las Ventas de Armas a América Latina") disponible en: [consultado el 11 Dic 2001].
Más aun, la PD13 prohibía a EE.UU. proveer armas más sofisticadas que las ya existentes en la región. No se quería otorgar a ningún estado en particular ninguna ventaja tecnológica comparativa en cuanto a material militar por encima de sus vecinos en la región. Así, debido a la presencia de gobiernos autoritarios con malos antecedentes en el área de derechos humanos y fuerzas armadas con baja tecnología en América latina durante la década del '70, la PD-13 de Carter en esencia cortó toda venta de armas significativa en la región.[i][v]
[i][v] Ibid.
Janet hizo una pausa, bebió un sorbo de su copa de agua y continuó: "Después de la Presidencia de Carter, vino Ronald Reagan que tenía una visión del mundo un poco diferente. Estoy segura de que sabes que el Presidente Reagan estaba muy a favor de proveer armas a los gobiernos para ayudarlos a reprimir la insurgencia comunista dentro de sus fronteras. Los países de América latina fue el beneficiario más aventajado de esta filosofía en la década de 1980, a saber Guatemala, El Salvador y especialmente Venezuela, en beneficio de la cual en 1982, el Presidente Reagan prácticamente dejó sin efecto la PD-13 del Presidente Carter y le vendió a Venezuela aviones F-16 para equilibrar la región luego de la adquisición de MiG-23 soviéticos por parte de Cuba. Aunque el flujo de armas menos avanzadas hacia Latinoamérica continuó durante todos los años de Reagan, la venta de F-16 a Venezuela fue la última venta de cazas avanzados de los EE.UU. a la región... hasta ahora".[i][vi]

[i][vi] Dr Frank O. Mora, "U.S. Arms Transfer Policy for Latin America - Lifting the Ban on Fighter Aircraft," (Política de EE.UU. para la Transferencia de Armas a América latina – Levantando la Veda a la Venta de Aeronaves Caza) Aerospace Power Chronicles, 9.
Antes de que Janet pudiera seguir, Cam interrumpió: "Pero yo creía que cuando terminó la Guerra Fría nosotros habíamos abierto el grifo para las ventas y transferencias de armas –algo así como ´las sobras al vencedor'. Yo hubiera pensado que el material militar de Estados Unidos estaría en gran demanda".
Janet respondió: "Así fue. Las ventas de armas de EE.UU. se duplicaron entre 1989 y 1990 –y no sólo a América latina. El ex Presidente Bush quería que los gobiernos latinoamericanos se estabilizaran como democracias sin el desgaste económico y la amenaza de fuerzas armadas bien equipadas. La mayor parte de las economías latinoamericanas no podían afrontar grandes gastos en defensa y a la vez proveer financiar programas sociales que resultaban críticos. Más aun, después del colapso de la Unión Soviética, la prioridad del Presidente Bush respecto de América latina estaba puesta primordialmente en reforzar las democracias regionales y promover las reformas sociales y económicas. El renovado énfasis en estas prioridades junto con el mayor control de las fuerzas armadas por parte de gobiernos elegidos democráticamente hizo que muchas de las fuerzas armadas latinoamericanas efectivamente disminuyeran su tamaño entre 1989 y 1993".[i][vii]

[i][vii] Ibid, 12.
Cam formuló entonces la pregunta obvia: "Entonces, ¿qué fue lo que pasó cuando la administración Clinton asumió el gobierno? Yo hubiera pensado que el Presidente Clinton se opondría fuertemente a la venta de grandes cantidades de armamento al mundo. Su campaña se había basado en una fuerte agenda interna".
Janet sonrió: "No vayas tan rápido. Analicemos las realidades políticas de la cuestión. Es verdad que durante la campaña, Clinton indicó que reduciría la venta de armamento desde EE.UU. a otros países pero no pasó mucho tiempo antes de que el mantra de nuestra administración, “es la economía, estúpido”, se convirtiera en la fuerza motriz de nuestra política interna. La industria de la defensa era muy importante para la economía y estaba muy golpeada por la reducción del gasto de defensa después de la Guerra Fría. Las realidades económicas del achicamiento de la industria de la defensa y la pérdida de puestos de trabajo se combinaron con una seria presión del Congreso, y llevaron a que el Presidente Clinton emitiera la Directiva Presidencial 34 (PD34) en 1995. La PD-34 fue importante por dos razones. Primero, establecía claramente que la transferencia de armas convencionales debía ser utilizada como un 'instrumento legítimo de la política exterior'. Más aun, y acaso más importante, la directiva implicaba que la base de una industria de la defensa fuerte y sostenible es una cuestión importante para la seguridad nacional y no sólo una cuestión comercial Esto representó un cambio significativo en la política de transferencia de armas. En esencia, la Casa Blanca apoyaba la venta de sistemas de armas onerosos a otros países si la venta contribuía a reforzar la base de la industria militar nacional. Obviamente, los fabricantes de armas de EE.UU. estaban satisfechos con la directiva"
C O N T I N U A


No hay comentarios.: